Para comenzar a trabajar sobre la gestión de rabietas, primero debemos tener claro qué son, porqué tienen lugar y después conocer las herramientas y técnicas que nos ayuden con el control y el manejo de las mismas.
¿Qué son las rabietas o berrinches?
Las rabietas o berrinches se tratan de conductas explosivas y explícitas en la que se pueden apreciar componentes de rabia e ira.
En torno a los dos años, se desarrollan diferentes áreas del cerebro que permite a los peques pensar, razonar y por tanto, les ofrece la capacidad de visualizarse a ellos mismos disfrutando de algo; de manera que son capaces de reconocer y saber qué les gusta y qué les hace disfrutar. Por otro lado, la capacidad para tolerar la frustración no comienza a desarrollarse hasta los cuatro años, lo que da lugar a qué, durante estos dos años, los peques tengan que luchar entre la dualidad de poder imaginarse disfrutando con algo pero que, si se les niega, no sepan como trabajar y afrontar la frustración.
¿Por qué suceden las rabietas?
Tanto el cuerpo como el cerebro se activa ya que los peques se imaginan disfrutando con algo y al recibir una negativa por parte de los adultos, toda esa activación que tiene lugar debe liberarse. Por lo que es normal que cuando sucede, se produzcan lloros, gritos o movimientos incontrolables.
Debemos saber que las rabietas son algo normal en el desarrollo de los peques. Suelen aparecer entre el segundo y cuarto año, de manera ocasional y teniendo una duración de quince minutos como máximo.
No debemos olvidar que se trata de un proceso madurativo que nos indica que las conexiones cerebrales y las áreas que nos dan la capacidad de pensar, de planificar, de autocontrol o de adquirir empatía se van desarrollando correctamente; por lo que el que sucedan nos indica que la evolución de nuestro peque está siendo la adecuada.
A través de este tipo de conducta nuestro peque intenta demostrar un malestar y/o desacuerdo con alguna situación que está teniendo lugar.
Causas de las rabietas
Suelen existir tres detonantes principales que tienen como resultado una rabieta:
- Cubrir una necesidad básica, por ejemplo, cuando tienen hambre y lloran.
- Falta de información o información incongruente sobre el medio, por ejemplo, cuando existe una diferencia entre normas en las figuras de apego.
- Necesidad de descargar y liberar tensiones, por ejemplo, cuando tienen lugar muchos estímulos a la vez y les invaden diferentes emociones.
¿Cómo debemos realizar la gestión de rabietas?
Para poder hacer una gestión de rabietas adecuada, lo primero que debemos pensar es que nuestro peque se encuentra en un momento de lucha entre capacidades que ya ha adquirido y otras que no, por lo que nosotros como adultos debemos mostrar una actitud de ayuda en todo momento.
Se trata de un momento donde el peque está pasándolo mal y nosotros, debemos ser quienes ofrecemos a los peques los recursos para poder manejar la conducta.
Una vez que las rabietas o pataletas terminan, es importante que el adulto muestre una escucha activa dejando a un lado su propia visión de la situación y mostrando empatía con las emociones de los peques. Debemos recordar en todo momento, que el sentir una emoción concreta; en este caso la ira o la rabia, no es algo malo, sino que lo que puede gestionarse mal es la conducta que se lleva a cabo por sentir esas emociones.
Como adultos que somos, para una correcta gestión de las rabietas debemos analizar la situación e intentar buscar el motivo por el que puede estar sucediendo la rabieta. En ocasiones, es normal que niños mayores tengan rabietas porque haya habido algunos cambios en alguno de los contextos del peque, por ejemplo, pueden aparecer rabietas cuando los peques son más mayores, debido a la llegada de un hermano o hermana.
Ante todo, tranquilidad
En estos momentos es importante no actuar de manera impulsiva, debemos tener presente que como adultos, somos un modelo a seguir de nuestros peques, por lo que aprenderán también como exteriorizar sus emociones en base a cómo ven que lo hacemos nosotros.
Cuando la rabieta tiene lugar, no debemos dialogar con ellos, debido a que por todas las emociones que está sintiendo el peque en esos momentos, no podrá atendernos ni comprendernos, por lo que es importante que nos mantengamos cerca mostrándole nuestro apoyo y cariño.
Una vez que el peque comienza a calmarse es cuando de manera muy asertiva nos acercamos a ellos con frases sencillas y cortas para mostrarles cariño y apoyo y una vez ha terminado el berrinche es cuándo podremos hablar sobre ella, porqué ha sucedido, cómo se ha sentido el peque, qué podemos hacer para tranquilizarnos, cómo podemos actuar si vuelve a suceder, etcétera.
Mientras mantenemos esta conversación, el adulto puede ofrecer diferentes técnicas para controlar las emociones. En estos momentos podemos hacer uso de los diferentes monstruos o paletas de colores para poner forma y color a la emoción que ha sentido el peque e intentar evocar recuerdos o situaciones donde nuestro peque siente alegría o calma y así poco a poco esa emoción la irán sintiendo.
Técnicas para el control de las Rabietas
Una vez que el peque está calmado podemos utilizar diferentes técnicas para el manejo de las rabietas:
La técnica del globo, donde imaginamos que cuando nos enfadamos nos vamos hinchado y poco a poco cuando nos vamos calmando. Vamos respirando y nos desinchamos, incluso podéis usar un globo de verdad. Con esta técnica aprendemos a respirar mejor, de manera que en un futuro puedan ser ellos mismos los que se autoregulan cuando van notando que sienten ira o rabia.
Otra técnica de gestión de rabietas, para trabajar la respiración y la regulación de emociones es soplar burbujas. Usando un pompero, soplamos las burbujas y vamos viendo cómo van por el aire, de manera que los peques van regulando la respiración y por tanto la emoción de ira y rabia también disminuye.
Por último, podemos usar la técnica del semáforo, relacionando los colores del semáforo a los momentos de la rabieta. El rojo lo usaríamos cuando estamos sintiendo esa emoción, de manera que debemos parar, podemos entender el parar como alejarse del lugar o situación que hace que se sienta esa emoción, caminar por el lugar donde nos encontremos, etcétera. El color amarillo hace referencia al momento donde empiezan a calmarse donde mantenemos una conversación con ellos sobre lo que ha sucedido y por último, el color verde lo usamos para poner en práctica diferentes soluciones que hayamos encontrado durante nuestra conversación. Por ejemplo, el peque se enfada porque quiere un juguete y no puede tenerlo.
Cuentos para el manejo las rabietas:
- El monstruo de colores de Anna Llenas Serra
- Vaya rabieta de Mirielle d’ Allancé
- Adiós enfado, ¡Hola calma! de Ana Serna
- Bárbara tiene una rabieta de Nadia Shireen
- ¿Qué necesito cuando me enfado? De Tania García. Este cuento está dedicado también a los padres y va ofreciendo a lo largo de la historia y de las diferentes situaciones, maneras de actuar a los adultos, de manera que puede servir de guía para la correcta gestión de las rabietas
- Tengo un volcán de Miriam Tirado
Nuestra Escuela Infantil
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F.A.Q.
Preguntas Frecuentes
¿Qué se entiende por las rabietas infantiles?
Las rabietas o berrinches se tratan de conductas explosivas y explícitas en la que se pueden apreciar componentes de rabia e ira, a veces en respuesta a un estímulo específico y otras veces sin una razón aparente. Este comportamiento es más común a partir de los 2 años y puede alcanzar su apogeo entre los 3 o 4 años
¿Son las rabietas algo natural o debo preocuparme?
Las rabietas son consideradas por muchos psicólogos infantiles como una respuesta sana y una señal de que el niño está creciendo de forma favorable.
¿Qué implica una rabieta?
Una rabieta puede indicar que el niño está desarrollándose de manera autónoma y experimentando cambios en él mismo y en su entorno. También pueden ser una manera de que los niños comiencen a darse cuenta de sus limitaciones y reivindiquen autonomía a otro nivel
¿Qué hacer si las rabietas se intensifican?
Si una berrinche se intensifica, es recomendable retirar al niño de la situación y dejar que se le pase. Puedes sentarlo en un lugar tranquilo y esperar a que se calme
¿Cómo ayudar a mi hijo a verbalizar durante una rabieta?
Una vez que el niño esté más tranquilo, es bueno ayudarle a verbalizar lo que ha pasado. Validar su emoción y ayudarle a expresar con palabras la situación creada puede evitar que repita la conducta en futuras ocasiones
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